Teletones hay muchas, casi todos los países tienen un evento parecido o con características similares, algunos incluso más antiguos que la versión chilena. Pero difícilmente debe alguna que genere tanta atención e importancia como la Teletón chilena. Trataremos de ver las razones de por qué sucede este fenómeno en nuestro país.
Parte fundamental reside en la vehemencia y capacidad de organización que impulsó su organizador, Mario Kreutzberger. Este comunicador no solo quiso que el evento para recaudar fondos a la Sociedad de Pro-ayuda al Niño Lisiado se limite a la esfera del canal que formaba parte, sino que involucró a todas las estaciones de televisión chilena para así llegar a crear una cadena nacional “de facto”. Esa misma vehemencia lo hizo impulsar a desarrollar una inédita campaña al asociar la marca Teletón con diversos productos de la canasta básica a la vez de asociarlo con un banco que abriría sus puertas durante toda la extensión del maratónico programa de 27 horas. Todos estos elementos eran inéditos y lo hacían diferenciarse de la campaña original realizada en Estados Unidos por el comediante Jerry Lewis.
También el contexto país ayuda mucho a entender por qué la Teletón generó tanto impacto desde su primera campaña, hace cuarenta y cinco años atrás. El país, como bien sabemos, atravesaba cinco años de dictadura militar pero ya desde la década pasada que Chile vivía en una profunda polarización política que el régimen de Pinochet solo lo agudizó con su huella de muerte y represión. La última hazaña colectiva como país había sido en el Mundial de fútbol de 1962 por lo que ya varias generaciones no habían vivido un momento de cohesión nacional, la Teletón vino a hacer posible la idea que se podía hacer un evento de unidad nacional y sobre todo en pos de hacer el bien.
También este evento marca la confirmación de la televisión como el más poderoso medio de comunicación del país. Con ya veinte años de existencia, la televisión chilena había sumado masividad y penetración durante ese lapso de tiempo, pero con la Teletón se genera la oportunidad de que la misma televisión crea un evento de significancia. También es la oportunidad para que la naciente economía de libre mercado muestre una faceta positiva, la capacidad de crear marcas comprometidas en una buena causa y la demostración que los agentes privados eran capaces de levantar grandes iniciativas públicas. Estos son algunos de los factores principales por los cuales sus detractores buscan debilitar la campaña, al asociarlo con el neoliberalismo y la subsidiariedad.
Relacionado en parte al efecto generado por los últimos Juegos Panamericanos, la Teletón tuvo la capacidad de ofrecer un elemento especial y positivo a un país que había vivido largos años de tensiones y eventos que quebraban el tejido nacional. La Teletón significó una forma de demostrar la capacidad de hacer el bien y darse un instante de satisfacción generalizada, junto con abrir la capacidad de conciencia sobre la discapacidad y sus efectos personales y sociales. El contexto nacional de 1978 es el que nos da la respuesta sobre la importancia que ha adquirido esta campaña durante estos cuarenta y cinco años.