La historia del siglo XX y lo que llevamos del XXI tiene una fuerte relación con la cultura de masas y junto con ella el desarrollo de potentes medios de comunicación social. La historiografía ha centrado su atención al analizar en estos medios principalmente a la música y al cine como los actores más influyentes, algo que tiene cabida en los grandes referentes culturales como es el caso de Estados Unidos, Europa e incluso países de América Latina como es el caso de Argentina. La importancia de la televisión, a pesar de ser el medio más masivo cumple con un segundo plano siendo los movimientos musicales y las generaciones cinematográficas las que más se estudian al momento de hablar de la historia de masas, esto genera una profunda distorsión en Chile.
La televisión en Chile es el medio no solo más masivo por excelencia, sobre todo a partir de la segunda mitad de los años setenta, sino que también es el más influyente. Una serie de factores hizo trasladar de la radio y los movimientos musicales la importancia a la pantalla chica como el medio masivo de mayor importancia social, sin dudas el principal es el Golpe de Estado de 1973 que implicó el abrupto final dentro del país de la Nueva Canción Chilena y el cierre de una numerosa cantidad de escenarios que manifestaban la pluralidad artística y cultural chilena desembocó en que el medio ideal para una sociedad obligada a la interdicción fuese la televisión, y sobre todo en su dimensión más distractiva.
Pero la televisión, al igual que el cine norteamericano a partir de los años veinte, construyó un relato sobre los nuevos objetivos que el régimen militar esperaba de los chilenos. Este ideal de una sociedad consumista y aspiracional se refleja en los programas de concurso que proliferan, pero también en los estelares que muestran a la “gente bien” en primera fila bebiendo brebajes de alto costo. Sin dudas que también el aparato propagandístico de la dictadura hizo lo suyo, afianzado por el control al contenido informativo. Por último, la publicidad, principal fuente de financiamiento de las estaciones de televisión, pudo imponer un relato creíble a los televidentes sobre las ventajas de la sociedad de consumo, que desde el restablecimiento del régimen democrático se hizo evidente en amplios espectros de la sociedad chilena.
La televisión en Chile, a diferencia de otras latitudes, no se puede analizar desde una perspectiva histórica como un medio menor, sea tanto en su contenido como en calidad. Nuestro medio fue unos de los principales constructores de la identidad chilena surgida a partir de la dictadura y cuyos elementos se mantienen hasta el día de hoy. Si la sociedad mesocrática que identificó al Chile entre 1925 a 1973 fue moldeada a través de la educación pública y la burocracia estatal, la sociedad que vino después fue fuertemente desarrollada a través de lo representado por la televisión. Es por eso que es necesario para la academia y los interesados en los temas históricos centrarse en el desarrollo de este medio, sobre todo en el periodo posterior al 11 de septiembre de 1973.