En estos momentos de luto por el repentino fallecimiento de Sebastián Piñera en un accidente de helicóptero, diversas personalidades de la televisión han recordado su impacto como presidente y político. Este tributo resalta la influencia que el magnate ejerció en la industria del entretenimiento, marcando un hito con su incursión en el ámbito televisivo.
Para alcanzar la presidencia, Piñera adquirió Chilevisión, transformándolo en un canal con una oferta popularesca que combinaba noticias de crónica roja para retratar una nación afectada por la delincuencia, junto con programas de entretenimiento centrados en escándalos faranduleros, como “SQP”, “Primer Plano” y “Fiebre de baile”.
Tras su victoria en la segunda vuelta de 2010, la televisión chilena experimentó transformaciones controversiales. Canal 13 fue vendido a Andronico Luksic y Mega a Carlos Heller. Todo mientras la programación local, según algunos críticos, sufrió un empobrecimiento sustancial.
Aunque Piñera vendió el Canal 11 a TimeWarner en ese periodo, su fórmula no solo perduró, sino que se expandió a otras cadenas, incluyendo la televisión pública. TVN también vivió su farandulización bajo la dirección de Mauro Valdés, un ejecutivo vinculado a la empresa minera, a quien se le endoza la creación de “Fruto Prohibido”, un estelar que acogió a los llamados “quilomberos”.
En aquella época, surgieron críticas sobre el papel de la farándula como distracción frente a temas sociales urgentes, especialmente durante el Movimiento Estudiantil. La percepción en redes sociales, particularmente en Twitter, sostenía que el género televisivo era utilizado constantemente como cortina de humo para desviar la atención de las demandas estudiantiles, destacando la criminalización de las manifestaciones en los noticieros y explotando las controversias entre las modelos de discotecas.
De esta manera los canales invirtieron sumas de dinero bastante grandilocuentes en dichos espacios, teniendo incluso lugares de puntos de prensa dentro de las mismas estaciones, como tambien pomposas escenografías donde se vendía como lujo y clase algo que derechamente no tenía ninguna de las dos cosas.
Además el empobrecimiento del contenido televisivo local en el primer “piñerato” se reflejó en que en su minuto para muchos analistas llamó la atención -para mal- que mientras Katy Perry cantaba para Rede Globo, Kylie Minogue para Televisa, Justin Bieber para Telefe y Jennifer Lopez para el Canal 13 de Buenos Aires, en nuestro país no se salía del esquema del tongo puro y duro, el que incluso fue reconocido por varios de sus protagonistas años después. En definitiva, mientras el resto de América vivía a la vanguardia, en Chile se inventaron su propio mundo.
Personalidades del espectáculo, hoy en día objeto de escrutinio, expresaron su respaldo a Piñera, desde Marlén Olivarí y Daniel Fuenzalida hasta Kike Morandé y Nicole Moreno. Algunos llegaron incluso a insultar a los líderes de las protestas estudiantiles de 2011-2014, como los casos de Romina Salazar y Tanza Varela, esta última descalificando a los manifestantes como “vagos” en una entrevista de The Clinic.
En su retorno al poder en 2018, Piñera fue precedido por una intensa campaña en redes sociales y la aprobación de los principales noticieros. Canal 13 y Mega, por ejemplo, fueron criticados por su cobertura favorable al empresario, la cual en el caso del primero se manifestó en su espacio editorial “En buen chileno”. Por su parte la “Unidad de investigación” de Mega, creada para el año electoral, desapareció al año siguiente de los comicios generales.
Asimismo, la cobertura mediática de la crisis en Venezuela, en el que Piñera fue ferreo detractor de Nicolás Maduro, fue destacada por los noticieros de canales abiertos. Durante el controvertido espectáculo en Cúcuta, transmitieron en cadena su discurso en la frontera entre Colombia y el país llanero.
Durante las protestas de octubre de 2019, se revelaron manipulaciones editoriales en varios medios, sugiriendo reuniones entre ministros y directores de canales para establecer directrices de cobertura de las manifestaciones.
Preguntas que quedan en la nebulosa
Son muchas las conjeturas que hoy reviven respecto a estas historias mediáticas en torno a ambas gestiones. Muchos de los que fueron parte de la farándula y lo apoyaron abiertamente trabajaron en puestos del gobierno -como fue el caso de Romina Salazar- como también llegaron al Poder Legislativo o intentaron serlo apoyados por partidos de su coalición.
Sin embargo, hoy el debate sigue más vivo que nunca tras su trágico deceso: ¿Fue la farándula de 2007 un invento del piñerismo? ¿Se usó la misma para derechamente tapar -o al menos intentarlo- las demandas del Movimiento Estudiantil? ¿Hubo un dolo respecto al tratamiento de las protestas de 2011? ¿Por qué durante esa época se optó por potenciar contenidos vinculados a la farándula mientras otros países cercanos a nuestra realidad llevaban a quienes se peleaban el Hot 100 de Billboard?
¿Por qué se usó tanto el recurso de la crisis de Venezuela en 2017 en los noticieros locales? ¿Cuál fue la motivación para pasar los incidentes en Cúcuta en 2019? ¿Existió realmente la reunión entre Karla Rubilar y los directivos para manipular las noticias relativas a las protestas del Estallido Social?