Andrea Bocelli ya se instaló como uno de los artistas más brillantes que ha pisado la Quinta Vergara. No solo derribó el mito de que la ópera es solo para una elite, sino que también demostró que sí se podía llevar espectáculos de este tipo a la pequeña pantalla, con un rating que no solo acompañó, sino que fue coronado como lo más visto de la noche.
Entre el público televisivo también se rememoró, junto con la consabida crítica de la cultura que actualmente solo representa a cuicos comiendo y cuicos viajando, aquellos tiempos en que la ópera y la música docta tenían un sitial privilegiado en la televisión local.
Se sabe que el viejo UCTV fue el que más acompañó este tipo de artistas, pues Eleodoro Rodríguez Matte era un apasionado difusor cultural. En los años ochentas y noventas exhibió la cartelera del Teatro Municipal con varias piezas musicales ocupando el horario estelar o las tardes de los fines de semana.
Su amor por la opera se manifestó cuando en la inauguración de la segunda etapa de su centro televisivo en Inés Matte Urrejola 0848, una cantante lírica cantó su canción favorita: “La Traviata”.
La importancia de conocer
El compromiso de “Don Eleodoro” lo adoptó con estas transmisiones desde el coloso capitalino, las que eran lideradas por especialistas y conocedores conductores que tambien formaban parte del área cultural del viejo “canal del angelito” como Jorge Dahm y Hernán Precht, con los comentarios especializados de María Inés Saéz.



Precisamente esta última, un emblema del periodismo cultural en el país, fue una ferrea difusora dentro de la televisión abierta tanto en el 13 como en Megavisión, tanto en los noventas como cuando partió de vuelta de Inés Matte Urrejola a Vicuña Mackenna en 2003. Dentro del primer canal privado del país lideró los conciertos de Pavarotti en Chile en 1991 y al año siguiente con la visita de Placido Domingo.
También la periodista durante el ’91 condujo “Mozart en Viaje”, una serie de documentales donde se exploraba la vida de este genio de la música docta.

Del mismo modo, ya de vuelta en la señal otrora eclesiástica, también condujo los conciertos de Montserrat Caballé y el mismo Bocelli, ambas durante 1998.
Espacios como “Creaciones” y “Documentos” también televisaban conciertos clásicos, sea en Chile o envasados. Un show de André Rieu, por ejemplo, lo exhibió la estación católica en 1999, cuando ya había pasado poco de su cambio de logo.
El éxito de Andrea Bocelli en el país se tradujo en que muchos demandan que la cultura vuelva ser algo más que solo viajes y comida. Habrá muchos que estén a favor o en contra, pero concretamente los extraordinarios 41 puntos de rating señalan que así como nos gusta el cahuín, no le podemos decir que no a la música clásica, que cuando llega a lo masivo puede ser tan popular como el más intenso de los perreos urbanos.