Javiera Contador lo pasó mal anoche en el Festival de Viña. Las pifias post show de Andrea Bocelli no cesaron durante el tiempo que duró la tanda comercial y el backstage, y según constatan los asistentes, la labor de los conductores no ayudó en nada.
La comediante y actriz, en consecuencia, lo pasó horrible: Contó a la rápida una historia que no terminó de cuajar, iba aceleradísima sin control, se notó el nerviosismo que al televidente le generó ansiedad.
Cuando ya la situación era insostenible, comenzó a asumir el fracaso. Finalmente, llamó a toda la “familia Larraín” y ahí, solo ahí, se callaron las silbatinas. Pero ya no era suficiente y se fue sin ningún premio.
En la rueda de prensa, Contador se quebró con los periodistas y asumió, en definitiva, que era demasiado sensible.
“La cultura de la pifia”
Lo que vivió la otrora presentadora de “Si se la puede, gana” revivió los cuestionamientos del ambiente artístico a “la cultura de la pifia”, como la definieron los usuarios más empáticos en redes sociales.
Por ejemplo Dayana Amigo defendió a su compañera y amiga. “Estuvimos aquí para apoyarla desde un principio, así que salimos a hacer lo nuestro, a tratar de hacerle ir, a acompañarla, a defenderla y creo que, nada, ningún artista se merece que lo pifeen por su trabajo, creo que es super duro, así que nada, acom”pañándola y tratando de alegrarse siempre”, señaló a Radio ADN.
Por su parte las redes sociales aportaron lo suyo al debate de si pifiar o no pifiar. “Si no te gusta, con no reír es más que suficiente (y doloroso seguro para quien está en escena) pero recibir a un artista entre pifias, y bajarlo del escenario en el mismo tenor, es algo muy fuerte. Esta masacre con los comediantes es algo que debe morir en el Festival”, expresó la colega y locutora Lorena Capetillo.
Coni Lewin, integrante de “Supernova”, adució también en X (ex Twitter) que Contador “lo hizo harto mejor que los animadores hasta ahora”, endosándole la responsabilidad a Godoy y Saavedra. La artista nacional Soulfia aseveró por su parte que “por favor no pifeen a los humoristas”.
¿Se vale pifiar a alguien cuando no agrada a un humorista? ¿Se puede disciplinar a más de quince mil personas que vinieron por A, B o C cantante o grupo y, en el peor de los casos, ni siquiera sea del rango etario del comediante en cuestión? Son preguntas difíciles de responder, aunque los cuestionamientos a “la cultura de la pifia” están servidos, quizás desde el fracaso de Jani Dueñas.
Como decía el conductor mexicano Nino Canún (QEPD)… “¿Y usted… qué opina?”.