Por si no lo sabía, hoy se producía el piscinazo de los ahora llamados “embajadores” del Festival de Viña del Mar, que este año recayó en la influencer Naya Fácil y al exparticipante de “Tierra Brava”, Nicolás Solabarrieta.
Afortunadamente para los detractores del tono “chabacano” que pueda tener el certamen, no hubo cadenas nacionales, ni hashtags grandilocuentes ni una fila de camarógrafos buscando el mejor ángulo como en otras épocas. Todo siguió su curso y como se dijo cuando se conocieron los nombres, esto solo importó al hoy reducido nicho que acompañó al género televisivo en su época de mayor poderío, y que hoy sigue ahí incondicionalmente, a pesar de que la nostalgia puede derivar a la locura.
Sin embargo, es comprensible por las polémicas protagonizadas por la influencer que su corona sea cuestionada. Ahora, la pregunta se toma las redes sociales: ¿Cuándo perdió el glamour el reinado de Viña?
Muchos le endosarán la culpa a una ciudadana argentina llamada Luciana Salazar Moreso, no obstante nosotros pensamos que la blonda tenía clase y jerarquía, incluso era hasta simpática y divertida. Lo sigue siendo en estos días, incluso haciéndose respetar ante los ataques de Yanina Latorre. Más bien, yo soy de la idea que todo se derrumbó en 2008, con la irrupción de la colombiana Pilar Ruiz Dufay.
No tenía relación alguna con el medio, ni con el festival en sí. Fue parte de una plataforma llamada Planeta Modelos, y apenas ganó sorpresivamente llegó la PDI para inspeccionar si los papeles de migración estaban en regla. Su piscinazo terminó decepcionando. Ese año además TVN y Canal 13 no presentaron candidata en señal de protesta por la desvirtuación de las candidaturas.
La Cuarta -el medio que estaba a cargo de la elección- decidió cambiar las reglas y al año siguiente Catherine Fulop le devolvió la clase que había perdido. Luego llegaron figuras que optaron por alejarse de la toxicidad farandulera y hacer una carrera limpia y alejada de las polémicas, como Andrea Dellacasa -que entonces incluso era coanimadora de “Mi nombre es”-, Sigrid Alegría, Jhendelyn Núñez y Nicole “Luli” Moreno. Luego, de vuelta al anecdotario secreto del Festival.
Le cambiaron la denominación a los “embajadores” e incluso se pensó en bajar la tradición, sin embargo Sergio Marabolí como director y dueño de La Hora lo resucitó. No negamos que Naya está haciendo lo posible ante unos televidentes que aún no le perdonan sus escándalos con la droga tusi, sus polémicas en redes o sus videos poco decorosos. Se está redimiendo, pero al parecer no es suficiente. Veamos si “¿Ganar o servir?” será la oportunidad para que los escépticos cambien su percepción de ella, aunque parezca una misión imposible.