Durante el transcurso de esta semana se conoció la noticia de la cancelación de los shows de tres artistas que iban a presentarse en la venidera edición de Lollapalooza, entre ellas la de Dove Cameron. La exprotagonista de “Liv y Maddie” dejó sin efecto el concierto que iba a ofrecer en las ediciones de Chile, Argentina y Brasil.
Posteriormente, la artista había ocupado su cuenta de X (ex Twitter) en donde explicó que no estaba terminado aún el album. Disculpas poco convincentes debido a que en shows que realizó en Estados Unidos y Europa, incluso cantó temas que iba a incluir en su próxima producción.
La decepción colectiva vino cuando una cámara la tomó en Disneyworld junto a su pareja, el líder de Maneskin, Damiano David.
Desde entonces, la revuelta fue inevitable: Comentarios de fanáticos, sobre todo brasileños, le pedían una explicación de por qué Cameron dice que debe concentrarse en su futuro disco, pero al mismo tiempo aparece con su novio en una visita turística. Y peor aún: Cómo explica la decepción en miles de fanáticos que pagaron una entrada carísima, hospedaje, muchos viajando desde tan lejos para que el sueño de sus vidas finalmente no se concrete.
Por lo mismo, la cuenta de fanáticos que tenía en Brasil sencillamente cerró. El descrédito hacia Cameron en redes sociales era inevitable. Y lo peor es que aún no dimensiona lo decepcionados que están sus fans en América Latina por un show que probablemente nunca será realizado.