El juicio es unánime: El apagón analógico fue tan improvisado y hecho a la rápida que no tuvo corazón, alma, pasión, emotividad. Nada. Fue el fiel reflejo de una televisión que se avejentó junto con su audiencia, y hoy tiene que recurrir muchas veces a bajezas para alcanzar la cada vez más esquiva sintonía.
Sin planificación, sin pomposidad, con solo mezquinas notas de prensa en los noticieros centrales, el único que se tomó en serio un hito histórico como este y le dió la categoría que se merecía fue, como en tantas otras ocasiones, UCV Televisión que exhibió en directo cómo se cerraban las transmisiones tradicionales tras 67 años de historia.
No cabe duda que la televisión hoy no pasa por un buen momento y fue hecho sin ese cariño. En síntesis: Pesó la ausencia de Gonzalo Bertrán.
En 1978 y las transmisiones en pruebas a colores durante el Festival de Viña del Mar fueron exitosas, y la última noche con “El tiempo en las bastillas” de Fernando Ubiergo como triunfadora marcaron las primeras imágenes en policromático. Posteriormente dentro del canal estatal sería “60 Minutos” el que tendría emisiones regulares en 525 líneas.
Por el lado de UCTV se exhibió durante el mes de marzo la primera nota en colores a través de su “Teletrece” con quien otro que el gran Hernán Olguín. Luego se exhibieron los primeros espacios nacionales en esta tecnología como el “Jappening con Ja” y las transmisiones del Mundial de Argentina.
Bertrán no jugaba al azar
Sin embargo, faltaban los espacios de entretenimiento para que esto sea completo. Y en el cuarto capítulo de la segunda temporada de “Esta noche Fiesta” se dió la ocasión para un cambio que quedó en la historia de la pequeña pantalla.
César Antonio Santis inició esa emisión en una mesa al lado del locutor Eleodoro Achondo (QEPD), quien tenía la labor con su distinguida voz de dar inicio a cada programa. Pero esta vez iba a ser diferente.
El otrora “niño maravilla” comunicó en el L’etoille del Sheraton San Cristobal que con tan solo un chasquido de dedos, las transmisiones iban a pasar oficialmente al color. Y “amén los técnicos”, así fue. Con el gesto manual, el también locutor ancla de Radio Concierto hizo el saludo a las señales que entonces constituían la red del canal eclesiástico -junto con las señales de lo que posteriormente sería conocido como Telenorte- para dar inicio a esta era colorida de nuestra TV.
Y como un niño con su juguetito nuevo, Bertrán hizo de todo para demostrar que las emisiones eran en colores, incluyendo vistosos efectos especiales durante las actuaciones de cada artista. Lo mismo haría en sus dos estelares siguientes (“Lunes Gala” en 1979 y “Aplauso” en 1980), metiendo chromas durante las presentaciones para demostrar que las emisiones policromáticas ya eran una realidad.