Que la borrachera de lo que significa un eventual regreso de la farándula chilena a las pantallas de los canales grandes también significa que comiencen a abusar del poderío que quieren recuperar (aún sin lograrlo del todo), es un hecho plausible. Sin embargo, no se sabe cuánto aguantará una industria en la que constantemente los remedios son peores que las enfermedades.
Para empezar, es una mala señal que Chilevisión opte por ofrecer sumas millonarias a Carla Jara, Francisco Kaminski, Daniela Aránguiz y ahora último a Camila Andrade. Doce millones de pesos es una cifra que, al menos yo como editor de un medio dedicado, considero francamente inmoral en el contexto de crisis de la televisión, que se repliega en un tipo de contenido que ni siquiera logra ser masivo como antes.
Además, convengamos en que ya se te fueron 36 millones de pesos en tres figuras, y con una cuarta ya serían 48 millones, los cuales deberían ir a figuras de más peso que tienen amplisima vitrina en el mundo digital y en canales de la TDT que resultan ser un oasis en el medio como UChile TV o NTV, que ha acogido grandes artistas jovenes a través de programas como “Hora 25” y “Efecto N”.
La borrachera es tal que incluso figuras del ambiente que han demostrado el orgullo de ser faranduleros como el caso de Mariela Sotomayor han desnudado el modus operandi con el que funciona, amenazando a Camila Recabarren con revelar un secreto de ella en el reality “Ganar o servir” de Canal 13, lo que causó las razonables críticas de sus compañeros de encierro. Partamos porque esto de chantajear se ha visto en un país con una prensa farandulera conocida por su ordinariez como la peruana.
Convengamos además de que el poder lo consiguieron a punta de episodios violentos, los cuales figuras emblema del género no solo justifican sino que se vanaglorian. La señorita Claudia Schmidt en “Zona de estrellas”, ese espacio que ama tener la palabra “bullying” en su vocabulario, trató de “resentida” a Carla Jara sin ninguna razón aparente, lo cual es festejada por algunos portales que no entienden que acá se trata de expresiones violentas que se legitiman en base a eufemismos que alimentan lo tóxica que puede ser nuestra televisión, incluso mucho más en comparación con otros países.
Que la televisión chilena perdió el norte no es un secreto. El problema es que la ausencia de una brújula es total que incluso Canal 13 a través de su portal “Alfombra Roja” se atreve a llamar a Daniela Aránguiz como “nuestra Beyoncé chilena”. Sí vamos a andar con esas comparaciones callamperas, se entiende que a cierto sector de la TV le convenga que nuestra farándula siga con un nivel paupérrimo, sin lugar para la inteligencia o para quien busque destacar en buena lid.