Ante una atmósfera-justificadamente-negativa, donde la muerte y horror campeán dentro y fuera de nuestras fronteras, es difícil afrontar las noticias que generan un ánimo positivo en la población, en parte porque los departamentos de prensa deben afrontar todo tipo de información y no representar un determinado ánimo dentro de la sociedad. Deben ser los hechos y no sus intérpretes quienes deben crear la sensación ambiente.
A pesar de la dificultad de encontrar hechos que equiparen en fuerza la sensación generada por las noticias dolorosas, si existen algunas pequeñas informaciones que a veces pasan desapercibidas dentro de la agenda noticiosa.
En marzo pasado, unos pescadores de Coronel fueron rescatados sanos y salvos tras encontrarse incomunicados en altamar, mientras que esta semana fueron encontrados unos arrieros en la provincia de Los Andes tras soportar las inclemencias del mal tiempo generado por la lluvia y la nieve del pasado martes.
No son las noticias que marcarán el año informativo, pero sin dudas que un buen seguimiento de estas historias llevarán a que puedan existir con el correr del tiempo la oportunidad de crear reportajes en torno a estos hechos que acaban siendo sumamente relevantes.
No podemos dejar de olvidar que una de las historias más increíbles de supervivencia humana jamás ocurridas, el accidente del avión con los rugbistas uruguayos en la zona cordillerana de San Fernando, ocurrió mientras Chile vivía la más importante crisis política de su historia.
El accidente se produjo en octubre de 1972 cuando el país enfrentaba el paro camionero, mientras que el rescate de los sobrevivientes se efectuó dos meses después, cuando los chilenos nos encaminamos a una trascendental elección parlamentaria. Ni el milagroso hecho de encontrar a los deportistas vivos configuró una cortina de humo para los intereses del entonces oficialismo ni menos apaciguó los ánimos caldeados existentes hasta entonces. Aún así, el llamado “milagro de Los Andes” mantiene una reconocible trascendencia, siendo revisitada constantemente por películas y documentales.
El hablar de esas pequeñas cosas inexplicables de la vida, aquellas cuyo destino es solo la fatalidad y la muerte, pero que por la fuerza de la voluntad (y también aquello que no tiene una justificación terrenal) termina con un final feliz a lo mejor no va a cambiar nuestras vidas y la coyuntura en general, pero mantener en alto el optimismo y la fuerza de voluntad en algo pueden servir como una base para poder salir adelante. Son pequeñas noticias que no cambiarán el pesimismo pero que pueden abrir un interesante polo de interés que muchos prestarán la atención, el triunfo de la vida por sobre la adversidad siempre será un logro, por muy pequeño que sea.