Entender por qué la farándula es la que es en nuestro país es contar el por qué de sus aciertos y miles de errores de a diario. Es saber cuales son las causas de cómo esa promesa de destapar una televisión conservadora devino a enaltecer los antivalores que hicieron que hoy sea uno de los campos más cuestionados en un medio en crisis.
Y es que si hay un modelo que sus cerebros siempre intentaron imitar fue el de Argentina, caracterizado por fastuosos shows de revista y por el multifacetismo de sus “vedettes”. Sin embargo, hubo miles de cosas que se pasaron por alto y que acá recordamos.
Para empezar, en el otro lado de la cordillera, las llamadas “quilomberas” existen desde los años ochentas. Precisamente en el primer año del color en ese país hubo una guerra de trascendidos en las cámaras del histórico “Almorzando con Mirtha Legrand” protagonizado entre otros por Adriana Aguirre y Ethel Rojo, la misma del “Gánele al 2”.
Todo ello trascendió a los noventas, cuando el menemismo se mimetizó con la farándula local y se crearon muchas “cortinas de humo” para tapar sus casos de corrupción y episodios de censura. El más emblemático fue el del “Caso Coppola” en el que sus protagonistas se peleaban todos los días en el programa del hoy fallecido Mauro Viale.
Lo mismo en los dosmiles, con la irrupción de una nueva generación de modelos y actrices de revista surgidas en realities y otros espacios, los cuales muchos de ellos surgieron en la Argentina post “corralito”, con el fin de la convertibilidad.
Ahora, ¿qué monos pinta Chile en este asunto? En que acá, lamentablemente, no tenemos un lugar emblemático para el desarrollo de shows revisteriles como lo es allá la Calle Corrientes, la misma a la que Carlos Gardel incluso le dedicó una canción, esa donde quedan los teatros que vieron nacer a grandes estrellas. Y cuando pudimos tenerlo, como fueron el Astor y el Bim Bam Bum, todo ello murió con el toque de queda impuesto por la dictadura.
Desde luego, aquello no impidió que las figuras de la revista porteña vinieran a Chile a diferentes programas como “Noche de gigantes” o “Sabor latino”, pero desde luego que el pinochetismo y los militares aplicaban restricciones a la vida nocturna y, por supuesto, a lo que se podía exhibir en la tele.
El desenfreno dosmilero
En los dosmiles que hoy muchos añoran pudimos ver a aquella generación de vedettes que llenaban las tapas de revistas y se hacían un nombre en el escenario televisivo argento. Y curiosamente con el antecedente de la crisis del “corralito”.
Muchos vinieron a Chile buscando la oportunidad que allá se le negó, como fueron los casos de Yamila Reyna, Andrea Dellacasa y Lucila Vit. Y varias hasta hoy hicieron carrera de diferentes maneras.
Otras también fueron muy famosas en nuestro país a través de apariciones en estelares, principalmente de TVN y Chilevisión. Luciana Salazar, Jessica Cirio, Nicole Neumann, Julieta Prandi, Silvina Luna, Pamela David, Pampita, Laura Franco y otras eran habituales invitadas de estos espacios que requerían de su presencia. Y siempre destacaron por su multifacetismo que podía ir desde la actuación hasta la conducción de programas.
Fue en ese momento en que se quiso imitar aquella primavera de vedettes millennials en nuestro país con figuras creadas acá, sin embargo… Nuevamente se aplica mal. ¿Por qué? En algunos casos, las llamadas “faranduleras” chilenas que participaban en sketches humorísticos o en diversos programas como “Morandé con compañía” no tenían ni el talento ni el carisma televisivo que varias, en el otro lado del Paso Los Libertadores, podían tener.
Hubo varias de las “habitués” del “Bailando” de Marcelo Tinelli que llegaron a tener club de fans, tal como las divas pop de cada época. Y en muchos casos habían estudios de perfeccionamiento de por medio y mucho training. Se cuenta que cuando la fallecida Luna salió de “Gran Hermano”, tomó clases de actuación y hasta de doblaje, junto con conducir varios espacios en Telefe.
Acá, quienes se salvaron de cargar con el estigma de vivir por y para la farándula fue porque tuvieron la suficiente gallardía de capacitarse. Lucila Vit demostró que es mucho más que solo “Yingo” en aquella entrevista que tuvo con Chris Hemsworth, en la que muchos destacaron su buen manejo del inglés. Lo mismo ocurrió por ejemplo de María Isabel Indo, la mismísima “Chabe” de “Mekano”, que además fue destacada alumna de la academia de Patricio Achurra. “Monty” Torrent pudo ser animadora y lo demostró en “Así somos” de La Red.
No obstante, la gran mayoría de “modelos faranduleras” nunca pudieron ser algo más que solo destacar por polémicas y peleas, muchas veces surgidas de la nada. Y la responsabilidad es compartida: Tanto de la misma industria que no tuvo la inteligencia de poder sacarlas del polemismo, como de esas mismas personas que nunca lograron salir del género por comodidad.
Variedad hasta en la ideología
Y volvemos al conservadurismo de nuestra farándula. Porque si hay algo que siempre destacó es por la destemplada postura política que tienen algunas figuras en nuestro país. Marlén Olivarí es una ferrea partidaria de Republicanos, Daniella Chávez participó en los mitines de José Antonio Kast de los que luego se arrepentiría, lo mismo ocurrió con Pamela Díaz quien se reconoce como piñerista.
Algo muy distinto a lo que pasaba en Argentina. Así como las vedettes ochenteras fueron parte casi en exclusivo del Canal 9 Libertad de Alejandro Romay, en los dosmiles ese estatus se lo competían América junto con Telefe. El primero fue crítico de la gestión de De La Rua hasta su huida en helicóptero, el segundo creó figuras del divertimento porteño cuando su gerente de programación era Claudio Villarruel, quien apoyaría a Cristina Fernández de Kirchner.
Del mismo modo, a diferencia de nuestro oscuro panorama de tibieza o de sencillamente ausencia en los temas contingentes, allá no había miedo: La misma Silvina tenía libros de feminismo, Moria Casan es kirchnerista y es una férrea opositora de Javier Milei (al punto de pelearse por motivos políticos con su excompañera en las películas de Porcel y Olmedo, Susana Giménez), Pampita si bien tiene un marido que es diputado del PRO, también ha tenido diferencias con el libertarianismo, mismo caso con Sol Pérez quien incluso se peleó con el “chascón”.
La guerra de los mundos
Tomemos en cuenta además que acá, no hay espacio en una farándula asintomática del talento para figuras del canto, el baile y la actuación. Y quien intente siquiera hacerlo, terminará pagando caro, como es el caso de Denise Rosenthal que a falta de polémicas para explotar, los portales faranduleros terminan burlándose de su físico y de otros factores externos.
En las otrora Provincias Unidas del Río de la Plata, Lali Espósito suele tener muy buena relación con figuras del vedettismo. Es cosa de recordar las veces que fue parte del “Bailando…” de Tinelli, y cómo tiene panelistas que la defienden de los ataques de quien intenta gobernar esa nación. Además, Rocío Marengo estuvo en primera fila viéndola en su último show en nuestro país, en el Teatro Caupolicán en el 2022. Acá no vemos a Shirel, Princesa Alba o la misma Rosenthal queriendo tener buenas migas con Adriana Barrientos o Daniela Aránguiz (y hasta es mejor que ni siquiera lo intenten).
Para finalizar este reportaje, no cabe duda que se pueden establecer muchas diferencias entre cómo se entiende el espectáculo tanto en Chile como en Argentina. Hay factores, desde lo humano a lo divino, que hacen que se haya copiado mal un modelo que en los actuales campeones del mundo sigue siendo grito y plata, aunque por los índices elevados de inflación ya no estén los tiempos de bonanza.
Muchas veces, las crisis del hermano país (si, somos hermanos, aunque el libertarianismo insista en derribar el legado de unidad entre ambas naciones que quiso el Cardenal Samoré en 1984) fue aprovechada por nuestro país para dar a conocer a las figuras que allá eran furor. Por el austral tuvimos a Moria Casan, Selva Mayo, Pola Montano y Adriana Aguirre; gracias al fin de la convertibilidad y las medidas de Cavallo conocimos a Silvina Luna, Luciana Salazar, Jessica Cirio, Pampita, Graciela Alfano y otras tantas. No sería malo que suceda de nuevo y empiece a desinhibirse una tele que hace rato necesita sacarse el cartuchismo que la tiene en la crisis actual.