Durante la jornada de ayer (11) murió el expresidente y exdictador peruano, el Ingeniero Alberto Fujimori. Por casualidades de la vida que solo el Perú entiende, a los 86 años, a la misma edad y fecha que otro genocida del país nortino como lo fue Abimael Guzmán, lider de Sendero Luminoso, la organización terrorista que sembró el terror por dos décadas en dicha nación.
La irrupción de “El Chino” en la escena política fue netamente fruto del azar, pues se trataba de un “outsider” que hacía campaña recorriendo el país con su tractorcito, y logró disputar la segunda vuelta con el escritor Mario Vargas Llosa, que representaba a la derecha neoliberal a través del FREDEMO. El ballotage lo ganó con el apoyo de un desprestigiado APRA y de parte de la izquierda de entonces.
Sin embargo, en abril de 1992 se da un autogolpe cerrando el Congreso e interviniendo el Poder Judicial, implantando el llamado paquete de medidas económicas que reduciría al estado a su mínima expresión, con privatizaciones de empresas y devaluaciones, con el llamado “Fujishock”.
Tras la captura del líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, ganaría la reelección en 1995 frente a su más cercano competidor, Javier Pérez de Cuéllar. En su segundo mandato, la Operación Chavín de Huantar sería televisada a todo el mundo, como muestra de su “política-espectáculo”.
Corrupción, escándalos y video
Si los peruanos evocan la época fujimorista se puede reconocer en la televisión absolutamente popularesca que se exhibió entonces, para tapar algunos escándalos de corrupción.
Todo comenzó en septiembre de 1997, cuando con varias tretas judiciales interviene el canal Frecuencia Latina y destituye al empresario peruano-israelí Baruch Ivcher, quitándole la nacionalidad, y entregandole la estación a los hermanos Winter. Sin embargo, hay otra razón detrás: En el programa “Contrapunto” presentado y dirigido por el periodista y posteriormente congresista Luis Iberico, se exhibían los primeros reportajes que hablaban de una intervención del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), Vladimiro Montesinos Torres.
Sin embargo, el mayor emblema de la intervención fujimontesinista en la televisión limeña sería América Televisión, cuyo dueño de entonces era José Francisco Crousillat. A través de espacios de reportajes como “La revista dominical” se exhibieron informes que perjudicaban a la oposición. A ellos se sumó “Laura en América”, que presentaba la humillación humana hecha televisión, con peleas y penitencias asquerosas en horario para todo espectador.
En el año 2000, tras una reforma constitucional que permitió una cuestionada tercera reelección, ocurrió la más descarada intervención en los medios de comunicación: Fujimori tenía más tiempo en pantalla que Alejandro Toledo, y espacios dominicales como el mismo “Contrapunto” sirvieron para intentar destruir a candidatos opositores. También la irrupción de los “diarios chicha”, sensacionalistas al extremo, quienes titulaban en su mayoría mentiras contra los candidatos contrarios a Fujimori, con titulares que llegaban desde el mismo SIN.
Sin embargo, en el canal 4 limeño, apareció “Hora 20”, cuyos reportajes eran recalcitrantemente oficialistas y en donde también se buscó perjudicar a los partidos de oposición. Luego se conocería que el contenido del mismo también lo dictaminaba “Don Vladi”.
Asi también, contrario al cierre de campaña del “Cholo sagrado”, el último mitín de Fujimori con su “ritmo del Chino” se televisó en cadena nacional, con una cobertura apoteósica por parte de los canales comprados.
El fin de una nefasta era
Todo terminaría el 14 de septiembre del año 2000, cuando en horas de esa tarde, un grupo de congresistas del Frente Independiente Moralizador (FIM) encabezados por Fernando Olivera y el mismo Iberico, presentaron el primero de los llamados “Vladivideos” que salieron a la luz pública, en el que se podía ver cómo Montesinos sobornaba al diputado Alberto Kouri para pasar del Toledismo al Fujimorismo.
Días después, en cadena nacional, el ingeniero anunció que iba a convocar a elecciones generales en los cuales él no participaría, finalmente meses después huiría para luego renunciar por fax.
Con el correr de los meses, habrían nuevas cintas que descubrirían cómo manejó la televisión a su antojo: Se creó una estación noticiosa llamada Cable Canal de Noticias (CCN) con una línea editorial recalcitrantemente oficialista en donde se buscaba dañar a los opositores al régimen, asimismo se descubrirían los sobornos que recibieron los dueños de las principales estaciones televisivas para mostrar apoyo a Fujimori. También saldrían implicados periodistas como Mónica Delta y rostros como Gisela Valcárcel.