Muchas veces, sobre todo ahora, nos genera una verdadera idealización del pasado en torno a diversos sucesos comparándolo con la fragilidad expuesta por estos elementos el día de hoy. Como nosotros estamos dedicados al análisis de los medios y sobre todo, la televisión, nos abocaremos a contextualizar la apreciación que existía en torno a la industria en aquellos momentos que el día de hoy se recuerdan con añoranza ya que según nuestra percepción, había una buena industria. Nos detendremos en el periodo delimitado entre 1996 a 1998, momento cúlmine de lo que yo le he llamado la “larga edad de oro de la televisión”.
Y en verdad que sorprende. Vemos no solo una sino varias las críticas que se le hace a nuestra televisión de aquellos años. Antes de la farándula y los realities, ya la industria era acusada de chabacana y liviana, incluso era un tema de especial atención política lo que se traducía incluso en sesiones especiales en el Senado, donde se analizó la calidad del contenido emitido en la televisión abierta. Según un reportaje de la revista especializada Mercado y Publicidad del mes de julio de 1996, en esta sesión secreta de la cámara alta se levantó la idea que la pantalla chica ofrecía pocos espacios para la cultura y la divulgación de contenido de mayor valor agregado. Diversos comentaristas agregaron que debido a la presión del rating, algunos espacios consolidados como El Mirador tuvieron que trivializar su contenido para mejorar sus cifras de audiencia en desmedro de su calidad.
Algo similar ocurre en las coberturas de noticias. Tal como sucede en estos últimos años, las transmisiones extraordinarias de algunos hechos como los temporales de junio de 1997 se llevaron una serie de reproches focalizados en diversos aspectos. Desde una sobresaturación de la tragedia hasta la exageración de algunos periodistas alegando una ausencia del Estado en los lugares de inundación fueron solo algunos de los argumentos registrados por los principales diarios en torno a estas coberturas. Incluso el entonces ministro de Obras Públicas, Ricardo Lagos, acusó durante una emisión del informativo Medianoche que los noticieros trabajaban por el rating por sobre entregar un servicio a la comunidad en momentos de conmoción pública.
Debemos tener la responsabilidad al momento de idealizar ciertos períodos históricos (y no solo me refiero a este tema en específico) hacer el ejercicio de contextualizar en torno al periodo estudiado. Como ya se está convirtiendo en un mantra dentro de esta sección, que nuestra realidad sea mala no significa que lo pasado haya sido mejor. Por el contrario, esto debería ayudar a generar una postura más creativa y menos nostálgica en torno a lo que se debe hacer en la televisión el día de hoy.