Se pueden decir muchas cosas de la farándula, tanto de quienes la hacen pero de que la consumen, pero sí debemos decir que tienen un lado “corazón de abuelita”: Siempre le perdonan todo a sus próceres. Al menos eso quedó claro cuando Oriana Marzoli volvió a Chile en la más absoluta impunidad, sin autocríticas amargas ni cuentas que rendir a nadie.
Representada por Suro Solar, un manager que según algunos es el dueño absoluto de los castings de los dos realities actualmente al aire en nuestro país, la española volvió al país tras siete años luego de su última incursión, marcada por los insultos racistas hacia Dominique Lattimore.
Por eso se extrañó mucho que hay vuelto cuando -se supone- tiene una causa pendiente por una demanda que le impuso la exchica “Morandé”. Según algunos paneles, dicha causa prescribió, sin embargo la misma ibérica le bajó el perfil.
“Yo no sé por qué se inventaron una cosa tan grave, o sea cómo no voy a poder entrar a un país. Chicos, de qué estamos hablando, para no poder entrar a un país tienen que pasar cosas graves, jamás”, dijo la farandulera a Página 7. Como si el haberle dicho “olor a selva”, “esclava” y “sucia” jamás tuviese la gravedad que muchos le dimos en su minuto, y que hoy recordamos en medio de la amnesia colectiva que abunda entre quienes hacen farándula.
Desde luego que para Canal 13, estación que la repatrió en el país y que desde luego le da un inmerecido trato de rockstar, esto tampoco fue tema. Por el contrario, a través de su flamante tardinal “Hay que decirlo” nos han estado mostrando su noviazgo con Facundo, otro exparticipante de tele-encierros. Menos es tema para ella, que como leímos anteriormente, no es ni tan serio ni tan grave.
Marzoli volvió a Madrid en septiembre para otros compromisos profesionales, luego de su paso impune por Chile. Y es que ella tiene la oportunidad que, lamentablemente, Lattimore jamás volvió a tener en una industria que legitima y promueve la violencia. Claro, esta última es ahora instructora de patinaje, lejos de las luces y de los insultos que recibió en 2017. Mientras la ibérica jamás asumió su responsabilidad en las entrevistas que dió a medios locales.
Y es que en el manual farandulero nadie se hace cargo de nada, todo nace desde la “autenticidad” de insultar y agraviar gratuitamente a las personas.