A cinco años del llamado Estallido Social, dentro de un aspecto analítico, se puede tomar con mayor claridad algunos de los fenómenos que, originaron, proliferaron y permanecieron con esta serie de manifestaciones que combinaron las demandas en aras de una sociedad más justa junto a una fuerte demostración de violencia, sea de algunos manifestantes así como de agentes del Estado. Para muchos, a esta fecha llegamos a un punto muerto, donde gran parte de las justas demandas por una sociedad más digna han pasado a un segundo plano debido al recrudecimiento de la violencia pública. Pero, ¿qué ha pasado en el ambiente de los medios de comunicación chilenos?
Claramente los medios de comunicación masiva “no vieron venir” un estallido, al menos con los ribetes que esta tomó desde el primer día. Sobre todo la televisión dedicó en los primeros días de manifestaciones a recalcar los graves daños al patrimonio público (así también como innumerables edificios privados) opacando las razones de la protesta y el por qué una mayoría de la población apoyaba incluso el accionar violento. A los pocos días, figuras que no habían tenido una participación directa en medios masivos tuvieron su espacio y muchos de los conductores de los espacios televisivos empatizan con las demandas ciudadanas. Por su parte, medios más firmemente ideologizados, como los diarios del grupo El Mercurio y radios como Agricultura tomaron rápidamente una posición contraria al Estallido, recalcando los actos violentos y la falta de autoridad reflejada en aquellos meses. Esta situación solo se ha reafirmado ante el fracaso del primer intento de cambio constitucional y sobre todo, con el ya mencionado recrudecimiento de los hechos delictuales.
Paralelamente, y más bien dentro de un proceso global, los medios tradicionales han tenido que enfrentar la severa competencia, tanto en contenidos como en financiamiento, de las redes sociales. Fueron estos canales los que llevaron la batuta en torno a la información sobre determinados hechos, aunque algunos se comprobaron que eran falsos. Aún así, estos canales pasaron a tomar una mayor credibilidad dentro de la masividad de la protesta y significó un verdadero desafío en torno a la manera de cómo algunos medios, sobre todo la televisión, interpretaban el movimiento de octubre. Pero las redes sociales, sobre todo Twitter-X, esconden una fuerte tendencia hacia posturas polarizantes, elemento que se mantiene hasta el día de hoy, sobre todo luego de la adquisición de la red del pajarito por parte del magnate Elon Musk.
Es esta polarización, que como diría Felo corresponde a un “grupo pequeño”, la que ha afectado hasta el día de hoy ciertas pautas informativas. Han surgido espacios que se alimentan de la odiosidad y la animadversión que proliferan en estos canales, pero aún así tienen un grupo no menor de seguidores y lastimosamente han sido determinantes en la construcción de la agenda pública. Ante esto los medios tradicionales, ya sin el poder de imponer pautas, han debido seguir en parte sus elementos más distintivos pero de una manera más suavizada para no ser catalogadas como elementos constitutivos de solo una parte de la opinión pública, aún así se encuentran en su serio cuestionamiento especialmente por la cobertura soporífera de la delincuencia ante otros problemas sociales que ameritan significancia pública.
A cinco años del Estallido, al menos en lo que en medios respecta señalar, estamos en un ambiente de suma cero que además se suma a la larga crisis económica y de financiamiento bajo la cual se encuentran, sobre todo ante la incapacidad de levantar una agenda robusta que vuelva a cautivar al público perdido. Ante eso, la forma errática de responder es mantenerse bajo las trincheras de las élites ideologizadas (de ambos bandos) y cuyos planteamientos de solución ante la crisis de octubre fueron igualmente rechazados por la mayoría de la ciudadanía. Extrañamente pues, falta una visión ponderada, realista y alejada a los grandes discursos ideológicos que pueden interpretar de mejor forma los problemas que aquejan a la sociedad chilena y que les den un pronto camino de solución.