Una multitud eufórica recibió este lunes a Emilia Dides en el aeropuerto Arturo Merino Benítez, tras su destacada participación en Miss Universo. La joven de 25 años, quien logró un histórico Top 12 en el certamen, se mostró radiante y cercana con sus seguidores, tomándose fotos, firmando autógrafos y conversando con la prensa.
“No esperaba tanta cantidad de gente”, confesó Dides, visiblemente emocionada. “Quiero ver a mi familia, a mis amigos, reconectarme conmigo también y por supuesto empezar a trabajar”.
Y es que la agenda de la reina de belleza está cargada. Tras su paso por México para Miss Universo y una estadía en Tailandia grabando material promocional, Emilia no descarta participar en el próximo Festival de Viña del Mar.
“Voy a hacer música, quiero cantar. Me van a ver haciendo muchas cosas. Y quizás Viña, pero ahí lo dejo. Me encantaría (ser jurado)”, reveló con una sonrisa.
Lo que hay tras su despegue
El fenómeno Dides trasciende lo meramente estético. En una industria a menudo marcada por la controversia y la frivolidad, Emilia se alza como un modelo a seguir, destacando por su talento, perseverancia y capacidad artística. Su figura representa un cambio de paradigma, donde la autenticidad y el trabajo duro se imponen por sobre la superficialidad.
Sin duda, Emilia Dides ha regresado a Chile convertida en un ícono que inspira a las nuevas generaciones. Su futuro se presenta brillante, con un camino lleno de posibilidades en la música, la televisión y la representación de los valores que la han llevado a la cima. Sobre todo en medio de una industria que no precisamente valora lo que ella encarna.