“Yo pienso que cuando uno se equivoca, lo que corresponde es pedir perdón”, dijo una vez el conductor mexicano Raúl Velasco a comienzos de los ochentas. El contexto fue que en uno de sus “Siempre en domingo”, cortó en pleno desarrollo la presentación de un artista diciendo en cámara que no tenía talento y que fue un error haberlo llevado al programa. Sería solo uno de los arrebatos del segundo hombre fuerte de Televisa tras Emilio Azcárraga Milmo, del cual como todos, tuvieron luces y sombras.
Y es que en un medio, como en la vida diaria, cuando alguien comete un error, debe refrendarlo públicamente. Le tocó a Canal 13 en 2016 cuando cometieron uno de los tantos desatinos que condenaron a la irrelevancia a “Bienvenidos”, luego del llamado “nabilazo”, que fulminó el trabajo de un programa como el que se había consolidado por entonces.
Y esta semana le tocó a Diana Bolocco ponerse al pizarrón y ofrecerle las disculpas del caso a Mariana Derderián, luego de que la actriz se bajara del programa de esta semana de “Podemos hablar” tras una horripilante promocional difundida en el último partido de La Roja. Chilevisión lo hizo a través de una declaración pública, pero la conductora debió refrendarlo en pantalla ante sus televidentes.
Y es que cuando uno comete un error de alto calibre, lo que corresponde son las disculpas y el trabajo para que estos errores no se vuelvan a repetir. Se supone. Es la lógica. Pero en una televisión que muchas veces galardona la polémica, es hasta raro que así suceda.
Por ejemplo, durante el año pasado cuando le robaron el celular a la parlamentaria Maite Orsini, en “Tu Día” (Canal 13) se burlaron de aquello y los conductores junto con un movilero incluso tuvieron la osadía de especular que habían videos con Jorge Valdivia de caracter pecaminoso. Obviamente eso era falso, pero no hubo ninguna rectificatoria al día siguiente ni ninguna disculpa hacia la diputada.
O cuando Daniela Aránguiz, cuyo único título que ostenta es el de la polémica pura y dura, atacó en directo a María Paz Arancibia en “Sígueme” (TV+) y le dijo en cámara que no iba a seguir hablando con ella. Eso incomodó a esta última y terminó renunciando. Pero la de pedir perdón no se la sabían.
Algo que quedó claro también en otro programa donde la farandulera participa, “Only Fama” (Mega), en donde se viralizó a través de nuestra cuenta de TikTok un ademán que realizó mientras hablaba de Orsini, donde simulaba un sexo oral. A la semana siguiente no hubo una excusa de parte del programa.
Raquel Argandoña también ha sido una negacionista de las rectificaciones cuando dijo que Yamila Reyna había conseguido ser rostro de TVN por haberse encamado con un director ejecutivo. Misma acusación realizó hacia Vanessa Noé, lectora del tiempo en Chilevisión, de quien incluso se burló en un programa del mismo canal de Avenida Kennedy.
Y por cierto, “Hay que decirlo” (Canal 13) también le debe un desagravio y un montón de excusas a Emilia Dides tras el hostigamiento en directo que se le hizo en el pasado Festival de Viña, luego de que fuera escogida como reina del certamen. La mentalidad de niño de siete años de la farándula hizo que el programa pataleara como nunca y hasta se burlara de ella, causándole un daño emocional. Lo bueno es que a la Miss Chile la apoya la gente. Lo malo, es que como en tantas ocasiones, “aquí no ha pasado nada”.
Es por esto que en muchas ocasiones, una farándula que ya no cuenta con la devoción del público como otrora, tiene los cuestionamientos que hoy ostenta. Porque son expertos en “tirar la piedra y esconder la mano”. Difunden falsedades, para luego silbar o llegar a la violencia, que ha sido parte de su existencia, pero que se ha intensificado hasta reafirmar la crisis de la que, se suponía, iban a sacar a la industria.
Son estos los innumerables desatinos, de los cuales no se hacen cargo, los que tienen a la televisión de nuestro país en un colapso. En todo sentido.