Bastó que una tripulación femenina encabezada por Katy Perry viajara al espacio para que los estadounidenses, expertos en el arte del doble estandar, nuevamente cuestionaran sin ninguna razón aparente a la cantante.
No es de hoy ni de ayer la lluvia de ataques que la californiana viene recibiendo. Desde hace algunos meses en su cuenta de X, el jornalista musical “Mr.D” ha alertado que un poderoso hombre de negocios de la música está pagando para sabotear su carrera. Eso explica las críticas negativas que ha tenido “143”. ¿Estarán acaso todos concertados?
Sin embargo, es el viaje a la estratósfera que realizó a comienzos de semana, junto con la conductora Gayle King y otras figuras, el que nuevamente hizo estallar la masculinidad frágil. Pitchfork, un medio que cree que el prestigio se gana basureando el trabajo de otras personas, no tardó en burlarse de la intérprete de “Firework”.
Pero quizás lo más aberrante vino de parte de la cadena de comida rápida Wendy’s, que twitteó si la enviaran de vuelta al espacio. Como se informó en este espacio, estas palabras han hecho que el equipo de Katy evalúe tomar acciones legales si no hay una disculpa formal de parte de la empresa.
Ahora, con una mano en el corazón y con sus sentidos claros, y sus neuronas funcionando. ¿Qué es lo que molesta de que Katy y su tripulación haya ido? ¿Por qué tanta maldad y odio contra ella, si no ha hecho absolutamente nada malo? No tiene ninguna causa penal con la justicia, no ha dañado ni lastimado a nadie ni ha usado sus plataformas para atacar a otras personas. Al contrario, es una persona con mucha humanidad.
Y además, está llena de simbolismos. Ella genuinamente pensaba que iba a acabar en una tragedia (algo justificado, si tomamos en cuenta el mal recuerdo de enero de 1986), pero afortunadamente no fue así. Llevó una margarita en honor a su hija, a quien cuida. Tampoco le ha hecho nada malo, así que tampoco pueden imputarle que es una mala madre.
¿Qué les molesta de Katy Perry? Es algo que, personalmente como un KatyCat que no abandona a su ídola y como sostenedor de este sitio que la ha apoyado en las buenas y en las malas como un hincha que está con su equipo hasta en los peores momentos, no me explico. ¿No se ha aprendido nada de la crisis de Britney Spears de 2007? ¿Creen que el tiraje de un medio se logra fomentando el odio hacia una persona por absolutamente ninguna razón?
En 2017, los comentarios hirientes que recibe de la prensa sensacionalista de Estados Unidos la hicieron caer en una profunda depresión. Hoy ella da la imagen de que la hostilidad que recibe no es tema. Pero luego recuerdo algo que dijo esta semana la conductora argentina Luciana Salazar, en entrevista con el podcast “Ángeles y Demonios”: “Cuando más fuerte te ven, la prensa puede ser el doble de cruel contigo”. Y esa es una delgada línea que nuevamente está siendo traspasada en el país de las barras y las estrellas.
En la misma semana del viaje al espacio de la artista y sus compañeras, hubo un tiroteo en una Universidad en dicho territorio. Pero ahí nadie se queja. Ninguna columna ni un odio hacia el malechor. No aparece tampoco el gordo de Pitchfork a despotricar. Claro, si es parte de la anormalidad tan normal de los Estados Unidos de América. Ese país tan loco en donde le temen más a un grupo de femeninas en el espacio que a un arma en una escuela o en una góndola de supermercado.
Porque los gringos son personas demasiado especiales, que son capaces de desechar a una figura altamente calificada y que tenía una gran impronta y semblante político como Kamala Harris, para volver con un criminal condenado cuya secta destruyó el capitolio, y que está a punto de revivir la gran depresión del 29 en alta definición. Claro, ahí nadie se queja. Es mejor culpar a Katy Perry. Aunque ella sea cantante y no economista.