El regreso de Fiebre de Baile a las pantallas de Chilevisión no dejó indiferente a nadie. Con un peak de 832 mil espectadores, el programa se instaló como líder en sintonía y también en conversación digital. Y es que los primeros participantes ya marcaron diferencias entre el cariño del público y el rechazo encendido en redes sociales.
La gran ovación se la llevó Trinidad Riveros, conocida como Princesa Alba, quien logró una votación perfecta del jurado pese a presentarse con una lesión en la pierna. Su desempeño fue considerado impecable, posicionándola como una de las favoritas para avanzar en la competencia.
En contraste, Raquel Castillo —la autodenominada “mujer de las 5 mil imitaciones”— fue blanco de duras críticas. Aunque su presentación fue considerada superior a la de Michelle Carvalho por algunos televidentes, su actitud y comentarios generaron rechazo. En redes se le acusó de xenofobia y falta de respeto al jurado, además de recordar polémicas declaraciones previas sobre figuras históricas.
“Fiebre de Baile”, una mezcla entre espectáculo y tensión en vivo
Por su parte, Faloon Larraguibel protagonizó una escena de tensión tras perder frente a Constanza Capelli. Aunque negó estar molesta, su repentina desaparición del backstage y el testimonio de su bailarín dejaron entrever su descontento con el resultado.
Todo esto ocurrió en una escenografía imponente que emuló un auténtico music hall, con una pista de baile central rodeada por tribunas repletas de público. El diseño escénico, cargado de luces y dinamismo, elevó el tono del estelar y reforzó su carácter de espectáculo en vivo.
Así, Fiebre de Baile arranca con emociones divididas, donde el talento convive con la controversia y cada paso en la pista puede cambiar la percepción del público.
