En el diálogo comentó que el fichaje de la farandulera para “Sígueme” fue para ella una “encerrona” en su contra, pues ambas demostraron que no se llevaban bien en pantalla por conflictos que la misma ex “Mekano” generaba.
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Tras un mutuo acuerdo entre ambas partes, la farandulera no podrá referirse a la parlamentaria en ninguna parte donde ella esté, luego de una seguidilla de hostigamientos de parte de la ex “Mekano”.
Sin ir más lejos, la farandulera exhibió en televisión las compras que ella realiza, y en donde además se burló de las prendas que ella adquiría en Mercado Libre.
A través de su cuenta de Instagram, la farandulera no solo confirmó las amenazas que denunció la ex “Ganar o servir”, sino que también se enorgulleció de las mismas.
Fuentes al interior de TV+ aseguran que la ex Miss Chile estaba aburrida de los constantes hostigamientos de la farandulera Daniela Aránguiz, que incluso la insultó cuando venía saliendo del canal.
Ambas panelistas faranduleras decidieron atacarse mutuamente de la nada, acrecentando los cuestionamientos que pesan sobre el género televisivo.
La farandulera continuó con los ataques hacia su compañera de trabajo en el franjeado de TV+, debido a un simple malentendido.
En contacto con “Zona de estrellas”, la farandulera manifestó con orgullo que quería agredir a su compañera en “Sígueme”, confirmando la violencia con la que se maneja la farándula en Chile.
Una discusión de alto calibre entre las panelistas evidencia un nuevo flanco dentro de la nueva farándula.
Ante los micrófonos de periodistas afines, la farandulera se enorgulleció de la denigrante historia acerca de las prendas íntimas de la parlamentaria en la citada red social, justificando de esta manera el ciberacoso.
Si se hubiese aprobado en el Senado, donde está durmiendo desde su trámite en la Cámara Baja en enero de 2019, la farandulera se hubiese arriesgado a una multa de hasta 50 UTM y hasta la cárcel.
Las salidas de Pitu Valenzuela y Yamila Reyna, y las contrapartes de la amenaza de Daniela Aránguiz de difundir un video sexual y Priscilla Vargas culpando a Maite Orsini de un asalto a pito de nada, demuestran que la televisión chilena está perdida en un pantano donde no tendrá escapatoria.