Había una vez, durante el climax de las tensiones entre el Kirchnerismo y el Grupo Clarín, un comercial del diario trasandino en donde comentaban que la realidad o se podía tapar o bien podía ser tapa. Con esto, el periódico reafirmaba su compromiso de contar lo que de acuerdo a su criterio, al entonces oficialismo le cargaba mostrar.
La diferencia entre Argentina con nuestro país es que ellos tienen medios que abarcan todos los espectros. Desde la izquierda hasta la derecha, y más aún en la prensa escrita y en la televisión. Acá lamentablemente eso no ocurre.
Este país debería ser la capital mundial de la falta de pluralismo en la prensa, y eso se puede ver de diferentes maneras. Por ejemplo, si bien todos los matinales hicieron reportajes sobre la sospechosa muerte del jefe de tesorería de la Municipalidad de Las Condes el pasado domingo, al día siguiente solo un matinal lo llevó a su pauta: “Contigo en la mañana”.
El resto siguió con la crónica roja de siempre. Y peor aun: No figuró en ninguna parte de la primera plana de los escasos diarios que hoy permanecen en circulación, todos de un determinado espectro político.
Peor aún fue el vespertino La Segunda, que pareciera que le rinde un homenaje a la gestión sediciosa de Mario Carneyro en los setentas, en donde decidieron en lugar de mantener informado a sus lectores sobre todo lo relativo a este suceso, pegarle al Gobierno de diferentes maneras: Miguel Crispi, Democracia Viva, Revolución Democrática, la concejala que vendió las entradas de cortesía a Fantasilandia. Esto último es el colmo del mal gusto periodístico, maximizar algo que debería ser parte del anecdotario.
Se ha sido demasiado ingrato con RD, les ha tocado difícil, nunca les ha gustado a la prensa más conservadora -que lamentablemente tiene el dominio y control total de los medios en este país-, y sobre todo a La Segunda que prefirió no hablar -por ejemplo- del polémico fallo negacionista del estado de derecho y de la decencia que le dió arresto domiciliario a Cathy Barriga, ni mucho menos del alcalde de Buin que fue formalizado, mientras en su tapa le dió amplísima cobertura a Daniel Andrade y compañía.
La Tercera lo habló en su página web, pero obviaron lo más importante: Es un municipio de la UDI y eso no figuró en ninguna parte de la nota.
El problema una vez más no es la línea editorial política de estos medios. Ellos tienen su visión de país y morirán en la suya, sin hacerse cargo del rol que muchos de estos tuvieron en los años más oscuros de nuestra patria. El tema acá es muchísimo más profundo: La falta de pluralismo en los medios locales. No hay medios progresistas del nivel de El País de España, Página 12 de Argentina, La República de Perú, Folha de S. Paulo en Brasil, La Repubblica de Italia y los centenarios New York Times y The Guardian.
Mientras esto siga siendo la norma, la prensa chilena seguirá en fase terminal. Todo mientras José Antonio Neme se burla de quienes cuestionan a los matinales que son demasiado duros con RD, pero que endulcoran la corrupción derechista. Eso no arregla el panorama, y eso lo sabe muy bien, sobre todo cuando en la pauta de su matinal no hubo espacio ni para la “mutualización” de la deuda de las Isapres ni con la escandalosa muerte del funcionario de Las Condes.